Desigualdad ambiental, miradas desde América Latina

Una perspectiva necesaria frente a las crisis socio-ambientales

Resumen

La desigualdad económica de distintas escalas ha crecido exponencialmente en los últimos 40 años, generando una cada vez mayor divergencia de poder político. Esto ha dado pie a relaciones profundamente asimétricas entre países , corporaciones y agencias internacionales de financiamiento. Así. Se han impuesto alrededor del mundo políticas abiertamente favorables al gran capital —en especial al capital financiero— con implicaciones muy graves en las condiciones laborales, la calidad de vida y el la integridad de los ecosistemas. Los impactos más graves de esta tendencia afectan a los países del Sur Global, donde existe mayor desigualdad y en donde los grupos vulnerables conforman, muy a menudo, la mayoría de la población. Muchos de estos países tienen largas historias de colonialismo, cuya herencia se manifiesta en fuertes niveles de desigualdad racializada y en economías basadas en actividades extractivas orientadas a satisfacer el consumo de los países del Norte Global, que en distintos casos fueron metrópolis coloniales.

A partir de este marco se propone la categoría de desigualdad ambiental, que abarca los tópicos de acceso a recursos naturales básicos, la vulnerabilidad por mayor o menor exposición a eventos extremos (climáticos, biológicos) y exposición a la contaminación. Es relevante subrayar la dispar responsabilidad en los impactos negativos planetarios, considerando la contribución a emisiones de gases de efecto de invernadero y las huellas ecológicas y la capacidad de influencia en las políticas y estrategias de manejo y uso de ecosistemas y recursos naturales, y en las narrativas ambientales. 

Reconociendo la relación de esta categoría con la de justicia ambiental, se considera que la de desigualdad hace énfasis en las relaciones de las crisis socioambientales, con los factores estructurales económicos y políticos que las ocasionan. 

La desigualdad ambiental existe entre regiones, países y grupos sociales. En América Latina (AL) se concentra la mayor biodiversidad y recursos naturales, así como el ritmo de destrucción de la naturaleza más acelerada del mundo. Se propone que este proceso, que se originó en la larga dominación colonial de la región, impuso a las economías orientaciones extractivas que se mantienen y se han profundizado dramáticamente a partir de la participación subordinada de AL en los mercados globales como productora de materias primas. El nuevo extractivismo que satisface al mega-consumo de países del norte y economías emergentes, ha adquirido una dimensión tal, que no sólo genera precariedad sin precedentes en la región, sino que afecta al propio Sistema Tierra.

Con el énfasis en la desigualdad, busco incorporar en el análisis algunas de las causas estructurales de la crisis ambiental, entre ellas las exacerbadas desigualdades económicas, sociales y políticas del mundo actual.

A partir de este marco se propone la categoría de desigualdad ambiental que se refiere a: el acceso desigual a recursos naturales básicos; la desigual vulnerabilidad por mayor o menor exposición a eventos extremos (climáticos, biológicos) o a contaminación; la desigual responsabilidad en la destrucción ambiental, considerando la desigual contribución a emisiones de gases de efecto de invernadero y las huellas ecológicas desiguales y la desigual capacidad de influencia en las políticas y estrategias de manejo y uso de ecosistemas y recursos naturales y en las narrativas ambientales. La desigualdad ambiental existe entre regiones, países y grupos sociales.

Reconociendo la relación de esta categoría con la de justicia ambiental, se considera que la de desigualdad hace énfasis en las relaciones de las crisis socio-ambientales, con los factores estructurales económicos y políticos que las ocasionan.

A partir de este marco se analiza la desigualdad ambiental en América Latina (AL), la región del mundo con mayor biodiversidad y recursos naturales, y con el ritmo de destrucción de la naturaleza más acelerada del mundo. Se propone que este proceso que se originó en la larga dominación colonial de la región, que impuso a las economías orientaciones extractivas que, no sólo se mantienen sino que se ha profundizado dramáticamente a partir de la participación subordinada de AL en los mercados globales como productora de materias primas. El nuevo extractivismo que satisface al mega-consumo de países del norte y economías emergentes, ha adquirido una dimensión tal que, no sólo genera precariedad sin precedentes en la región, sino que afecta al propio Sistema Tierra.